La consistencia y la coherencia, idealmente muy aceptables... pero ellos no se dan a la vida porque si. Creo que son aspiraciones, que encuentran obstáculos en el camino, momentos de duda, crisis, sospechas si se camina en buen sentido o no, en otras palabras, coherencia y consistencia se hacen en el camino.
Coincido con esta pregunta ante la visión que emplea el autor de las líneas, mi estimado Ángel R.: "La actitud de diálogo, de encuentro, de escucha, de respecto, de sencillez, parecen ser algo difícil de encontrar en los contextos disciplinares". Mi apreciación se centra en la estructura relacional de la institución: si no se hace comunidad académica, si se mira al estudiante como cliente y al docente como empleado, si se reclutan docentes que siguen las instrucciones curriculares, y eso que no siempre, además que se premian individuos, no proceso colectivos, si el espacio es aquel en el cual los principios cristianos compiten con los del mercado; entonces esas actitudes hay que lucharlas a brazo partido, hay que conquistarlas en microespacios; produciendo confianzas con los de al lado... invitando a la fraternidad al hermano que se cree amenazado si se hace una observación crítica, por lo cual, cree que pierde. Los espacios no se crean, se conquistan: con esperanza, criticidad y creación. Por tanto hay que dejar la soberbia, pero en la institución hay muchos ejemplos... abundan. Con eso solo, se dan muestras de fraternidad dialogal, se escucha y al hacerlo, se enseña y se convierte en cultura institucional.